Samhain es, en otras palabras, el Año Nuevo celta o Año Nuevo wiccano. Representa la muerte de un ciclo y el inicio del siguiente. En términos simbólicos, es en este mágico día cuando se cuenta que la Diosa lamenta, entre lloros y súplicas, la muerte del Dios. La Diosa (en su forma de Anciana*) espera el alumbramiento de su hijo. Samhain es la festividad elegida para rendir homenaje al Dios, que renacerá de nuevo como un Ave Fénix tras la festividad de Yule (el solsticio de invierno).
Naturalmente, esto no ha de tomarse en serio, sino que es una mera alegoría de la realidad. El Dios (el Sol) ha sido desterrado por el frío y la oscuridad (la Diosa), y de aquí en adelante, hasta el solsticio de invierno, el Sol queda minado. Sin embargo, el solsticio de invierno (Yule) da paso, poco a poco, al renacido imperio del Sol, dirigiéndonos hacia la primavera y el verano. Desde Mabon (el equinoccio de otoño) hasta Yule, la energía masculina del Dios/Sol va muriendo, y la energía de la Diosa/Luna crece. Esto lo vemos claramente en el hecho de que la luz del Sol cada vez dura menos horas, y las noches son más largas.
Samhain pone punto final a la época de cosechas, pues de aquí en adelante el frío invierno hará mella sobre los cultivos y los animales. Samhain da inicio a la era oscura y gélida del año.
Samhain es el momento propicio para reflexionar acerca del final que nos espera a todos en último término: la muerte. De hecho, lo habitual es consagrar la noche de Samhain a las almas de amigos y familiares fallecidos, colocando uno -o varios- platos de más en la cena (con su correspondiente comida y bebida). En este día, la “barrera” que separa el mundo de los vivos y de los muertos se atenúa. Esta creencia es muy similar a lo que se dice que ocurre en el día de los muertos mexicano.
Se cree que, en esta noche, los espíritus de los muertos esperan pacientemente la reencarnación en el Caldero místico. El Caldero simboliza el elemento agua (la espiritualidad, la femineidad y la reencarnación), así como el útero de la Diosa. Como bien sabemos por la cultura popular, el caldero es una herramienta asociada comúnmente a las brujas. Según la Wicca, un buen brujo contará con un caldero de 3 patas (según la triple esencia de la Diosa).
Aunque puede parecer que Samhain carga con cierto aura sombrío, lo cierto es que más bien es un día de respeto, arrepentimiento y perdón. La cultura wiccana, a grandes rasgos, cree en la reencarnación y la vida después de la muerte en el llamado Summerland (‘país de verano’). Según se formula en la Wicca, cuando una persona muere, ve pasar toda su vida en un último hálito de vida y, si este individuo se arrepiente de sus descuidos, entonces su alma se purifica y se eleva.
Samhain no es un día propiamente de luto, porque se entiende que la muerte no es el fin, sino un estado necesario que todos hemos de pasar antes de vivir otra vida. Pero tampoco es un día de jolgorio y descontrol (como parece que lo es hoy en día).
En las próximas entradas del blog estaremos compartiendo ideas para celebrar Samhain.