El amor es una energía que armoniza lo que el miedo separa y sana lo que el dolor fragmenta. Es una fuerza viva, capaz de unir, reparar y dar sentido a la vida.
No siempre es fácil comprenderlo cuando lo intentamos desde la mente, porque el amor real —como el que Dios siente por nosotros— es total y absolutamente incondicional.
Aun así, esto no significa que no podamos experimentar, sentir y ofrecer amor en nuestro día a día de una forma simple y accesible, sin necesidad de llegar a niveles profundos de meditación o introspección.
Hoy quiero compartir algunas acciones simples que generan amor, en los demás y también en nosotros mismos
- Una sonrisa sincera.
- Un abrazo sentido.
- La ternura.
- El interés genuino por el otro.
- El acto de ayudar.
- La visualización, imaginando a alguien triunfando o viéndolo feliz.
La asignatura del amor se aprende en la relación con los demás.
Es una práctica que está al alcance de todos los seres humanos y que podemos empezar a aplicar en cualquier momento.
Además, cuando amamos o somos amados, nuestro cuerpo también responde: se libera oxitocina, disminuye el estrés y aparece una sensación natural de calma y bienestar.
El amor es la alquimia del universo, y cuanto más lo practicamos, mejor nos sentimos con nosotros mismos y con quienes nos rodean