Tan sólo es agua que se deja bajo su influencia para que pueda cargarse de buenas energías. Una vez que el agua de Luna está recargada su destino es utilizarla en beneficio de la persona que realizó el ritual. Mejorar su vida, limpiar su cuerpo, mente y alma… Es decir, cualquier fin que resulte sano y provechoso para el interesado.
La clave para hacer agua de Luna es cargarla siempre con Luna Llena. Ésta posee una energía mucho mayor que cualquier otro tipo de Luna. Su mensual aparición se suele esperar siempre con los brazos abiertos.
Para obtenerla, es fundamental colocar el recipiente en el que vertimos el agua en un lugar al aire libre donde la luz de la Luna le alcance directamente. Así el agua podrá absorber su fulgor y cargarse de manera correcta. Para evitar retirar el agua de Luna sin saber si está cargada completamente, lo mejor es dejar el recipiente en el mismo sitio hasta el día siguiente. Una vez cargada podemos beberla, utilizarla como fregasuelos, etc.