12 DE SEPTIEMBRE: NUESTRA SEÑORA DE LA FUENTE SANTA Y DE LLUC
La devoción del pueblo murciano por Nuestra Señora de la Fuensanta es muy antigua, surgiendo a partir de la aparición de la Virgen en el monte conocido como El Hondoyuelo. Así la sierra del Saler, desde tiempos muy remotos, dio cobijo en sus cuevas a una serie de anacoretas que, convertidos más tarde a la vida cenobítica, daría lugar a diversos conventos y al Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, Patrona de Murcia, situado en Algezares. Al principio era una humilde ermita llamada del Hondoyuelo, servida por el ermitaño Pedro Busquete. En el siglo XV se hace referencia a una ermita y una fuente, a esta última se la denomina santa.
8 DE SEPTIEMBRE: NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA
Esta es una de las fiestas principales de la Virgen. Cuando María nació comenzó a llegar a los hombres la salvación, iban a ser otra vez amigos de Dios. Con ella, por ser Madre de Jesús, se iba a romper la tela de pecado que envolvía a todos. Cuando María nació, ya Dios la había preparado para ser la mujer especial que traería al mundo a Jesucristo el Salvador de los hombres; María vino al mundo sin mancha y sin pecado original. María, acogió su misión de ser Madre de Dios, desde que el arcángel Gabriel le anunció que iba a ser Madre de Jesús. Ella dijo: <Hágase en mí según tu palabra>. Aceptaba lo que Dios quería y se convirtió en la primera discípula de su Hijo. Ella tendió y cumplió todo lo que Jesús predicaba, ella le ayudó en todo lo que pudo. Cuando Jesús se marchó al cielo en la Ascensión, María se quedó junto a los apóstoles para animarlos y darles ejemplo.
8 DE SEPTIEMBRE: NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DEL COBRE
A finales de 1612, tres jóvenes se dirigieron hacia la bahía de Nipe a buscar sal. Dos de ellos eran hermanos de nombre Juan de Hoyos y Rodrigo de Hoyos; el tercero, de raza negra, se llamaba Juan Moreno, quien relata lo ocurrido aquella mañana: “…habiendo ranchado en cayo Francés que está en medio de la bahía de Nipe para con buen tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar calma salieron de dicho cayo Francés antes de salir el sol, los dichos Juan y Rodrigo de Hoyos y este declarante, embarcados en una canoa para la dicha salina, y apartados de dicho cayo Francés vieron una cosa blanca sobre la espuma del agua, que no distinguieron lo que podía ser, y acercándose más les pareció pájaro y ramas secas. Dijeron dichos indios “parece una niña”, y en estos discursos, llegados, reconocieron y vieron la imagen de Nuestra Señora la Virgen Santísima con un Niño Jesús en los brazos sobre una tablita pequeña, y en dicha tablita unas letras grandes las cuales leyó dicho Rodrigo de Hoyos, y decían: “Yo soy la Virgen de la Caridad”, y siendo sus vestiduras de ropaje, se admiraron que no estaban mojadas. Y en esto, llenos de alegría, cogieron sólo tres tercios de sal y se vinieron para el Hato de Barajagua...”