En la semana de María, compartirmos algunas de sus advocaciones registradas a lo largo de la historia.
24 DE MAYO: MARÍA AUXILIADORA
En el año de 532 Sebas de Cesarea afirma que: “la Virgen es Auxiliadora de los que sufren” y recuerda a un enfermo de gravedad que fue llevado al lado de una imagen de la Virgen María e inmediatamente recuperó su salud; desde ese momento aquella imagen de la “Auxiliadora de los enfermos” fue buscada por cientos de devotos en aquel siglo. El arzobispo de Jerusalén, San Sofronio, en el año 560, afirmó que: “María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de aquellos que están ya en el cielo”.
24 DE SEPTIEMBRE: NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED
Se dice que el 1 de agosto de 1218, fiesta del santo fundador Pedro Nolasco tuvo una visita de la Santísima Virgen, dándose a conocer como La Merced, que lo exhortaba a fundar una Orden religiosa con el fin principal de redimir a aquellos cristianos cautivos. En ese momento, la península Ibérica estaba dominada por los musulmanes, y los piratas sarracenos asolaban las costas del Mediterráneo, haciendo miles de cautivos a quienes llevaban al norte de África. Pedro Nolasco impulsó la creación de la Celeste, Real y Militar Orden de la Merced, que fue fundada en la Catedral de Barcelona con el apoyo del rey Jaime I el Conquistador y el consejo de san Raimundo de Peñafort. Se calcula que fueron alrededor de trescientos mil los redimidos por los frailes mercedarios del cautiverio de los musulmanes. Unos tres mil son los religiosos que se consideran mártires por morir en cumplimiento de su voto.
15 DE SEPTIEMBRE: NUESTRA SEÑORA DE DOLORES
Nuestra Señora de Dolores, Virgen de Dolores, Virgen María, Advocaciones MarianasBajo el título de la Virgen de la Soledad o de los Dolores se venera a María en muchos lugares. La fiesta de nuestra Señora de los Dolores se celebra el 15 de septiembre y recordamos en ella los sufrimientos por los que pasó María a lo largo de su vida, por haber aceptado ser la Madre del Salvador.
Tal advocación tiene su origen en unos hechos misteriosos y milagrosos. En el año 1736, fecha de las temibles erupciones volcánicas que muchas veces castigaron a las Islas Canarias, un franciscano, convoca al pueblo conejero para organizar una procesión con la imagen de la Virgen de los Dolores de Tinajo, cuyo motivo era dirigirse a las corrientes de lavas y magma. La procesión se situó justo en la Montaña de Guiguán y allí hicieron un voto de promesa, construir una ermita a la Virgen de Tinajo si se conseguía detener las tan temibles lavas. Un individuo, abrazado a una cruz de madera, se adelantó al magma y clavó la cruz. El río de lava llegó a los pies de la cruz, y se detuvo. Las promesas hechas a la Virgen, días después se olvidaron con la tranquilidad inesperada.